¿Qué siente un ludópata?

Las emociones son uno de los temas que más preocupan a las familias de pacientes en recuperación. Si tienes un caso cercano saber qué siente un ludópata, te ayudará a conocer mejor su situación y a poder empatizar de manera más profunda con su situación para ofrecerle ayuda.

Si hay algo que siente un ludópata es malestar. Por encima de todo, el ludópata experimenta un deterioro o un malestar que, desde el punto de vista clínico, es bastante evidente y significativo. Ese malestar se puede vivir de muchas formas, como el nerviosismo, la ansiedad, la irascibilidad, frustración, culpabilidad, depresión, deseos de controlarlo todo y, a la vez, sensación de no poder controlar nada…

Así que si en algún momento habías pensado que los adictos no sienten nada, es el momento de abandonar esa idea.

Emociones más comunes en ludópatas

Todas estas emociones se construyen sobre estos pilares o necesidades. Vamos a verlas una por una para conocerlas mejor:

• Necesidad de apostar. El jugador patológico, es decir, aquel realiza un juego problemático y recurrente, casi nunca saca su mente de las apuestas: recuerda cada partida, las revive, analiza las jugadas, planifica la siguiente apuesta, imagina experiencias de éxito a futuro… Su pensamiento está la mayor parte del tiempo en estos asuntos. Incluso necesita apostar cantidades de dinero cada vez mayores para conseguir la excitación deseada.

• Necesidad de continuar jugando. El ludópata siente la necesidad de jugar cuando experimenta desasosiego, pero también para experimentar excitación. Es decir, para el ludópata, apostar y sentir llega a ser lo mismo. De hecho, cuando pasa sin jugar más tiempo de lo habitual, puede llegar a experimentar grandes cotas de ansiedad. Del mismo modo, cuando decide controlar o dejar el juego, se vuelve una persona más nerviosa, irritable e incluso agresiva. Por mucho que intenta abandonar el juego, regresa una y otra vez fracasando en el intento.

• Necesidad de recuperar. El algoritmo y la probabilidad de cada juego está diseñado para que siempre gane la banca. Por eso, el jugador pierde más dinero del que gana. Es el momento en el que la persona ludópata se siente frustrada, deprimida, culpable y desamparada. Pero, si ese jugador es patológico, entonces sentirá también la necesidad de recuperar el dinero perdido y volverá a apostar más pronto que tarde. El cerebro del ludópata tiene un sesgo que le hace creer que lo conseguirá, es decir, que vendrá un golpe de suerte que le hará saldar todas sus deudas. E incluso imagina ese día, esa sensación, ese momento en el que recupera todas las pérdidas.

• Necesidad de manejar dinero. Del mismo modo que el ludópata tiene la necesidad de seguir jugando, también tiene la necesidad de contar con dinero para ello. Este capítulo es especialmente doloroso porque, si bien es cierto que acude a familiares, prestamistas, créditos exprés e incluso robos o estafas de mayor o menor cantidad para conseguir dinero. También es cierto que, en ese camino, pierde cosas más importantes que el dinero mismo: la familia, la confianza de los suyos, el empleo, sus estudios… Ahora solo quedan deudas y mentiras frecuentes a las personas más importantes de su vida. Entonces la persona con ludopatía siente desesperación hasta extremos muy dolorosos.

Si conoces a alguna persona en esta situación, no dudes en buscar ayuda profesional. Guadalsalus cuenta con un programa terapéutico de ingreso diferenciado para hombres y mujeres y otro de carácter ambulatorio. Instituto MIA es el primer centro femenino para el tratamiento de adicciones en España.

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