¿Cómo le digo a un adicto que se debe ingresar?
Es la pregunta más frecuente en nuestro teléfono gratuito de ayuda: “En casa lo vemos claro, pero… ¿Cómo hacemos para que lo vea él?”
Lo primero que tienes que saber es que el adicto no lo va a ver. ¿Por qué? Pues porque la conducta del adicto se resume en 5 acciones:
NIEGO… El adicto niega la mayor: “Yo no consumo”. Y no es que te mienta, es que se autoengaña. A la adicción se le llama por eso la “enfermedad del autoengaño”.
MINIMIZO… Si lo reconoce, le quita importancia: “Consumo muy poco”, “solo los findes”, “no me afecta”…
CONTROLO… El adicto te dirá: “Yo controlo”, “no necesito ayuda”, “lo dejo cunado quiera”. Se comportará bien delante de ti unos días. Puede que incluso lo deje un par de semanas… pero luego recae con más fuerza.
GRITO… El adicto se defiende atacando: “No confiáis en mí”, “me ponéis nervioso”, “siempre me estáis vigilando”… Manipula el ánimo de sus padres, de su pareja, y se hace la víctima… grita para que no le griten. Culpa a todos de su malestar.
PORTAZO… El adicto provoca la crisis interrumpiendo la comunicación que le interpela, que le pide un cambio. Él se cree realmente perjudicado por la actitud de la familia. Da un portazo y se va. Todos se sienten mal… pero siempre hay alguien que sale en su búsqueda, que no soporta el conflicto, que le suplica que vuelva a casa… ¡Y ahí vuelve a hacerse fuerte!
¿Cómo reaccionar ante esto? La reacción tiene 3 momentos…
LÍMITES… Las normas en casa la ponen los padres... pero hace tiempo que la jerarquía familiar se rompió, ¿verdad? Si es tu pareja, hay un código de conducta que hay que cumplir. Existen unos mínimos que hace tiempo que no se respetan. Por tanto, hay que volver a dibujar los límites. Y un aviso a navegantes: el incumplimiento tiene consecuencias. Y desde el principio se le dicen cuáles.
CRISIS… El adicto, tarde o temprano, volverá a traspasar los límites. Entonces hay que hacérselo ver. Ya sabes cómo va a reaccionar, pero no hay que callar. Reacciona con calma, sin levantar la voz… pero con firmeza. No hables con reproches, sino desde el amor y la ayuda. No des un paso atrás.
CONSECUENCIAS… Bien, la guerra ha estallado. ¿Y ahora qué? Consecuencias. Es la única solución. O consecuencias o más de lo mismo. ¿Y cuál es la consecuencia? Ingresar en un centro. Acudir a terapia.
¿Y si no lo acepta? Este es el momento CLAVE. Si no lo acepta, debe abandonar el hogar. Lo sé. A la mayoría de personas esto le parece cruel, pero más cruel es la droga. No se debe permitir al adicto seguir hundiendo el barco familiar. Esto se hace por su bien. Hay que decírselo así: “No te voy a seguir ayudando para que sigas así”. “Sólo te voy ayudar para que te cures”.
Quiero que sepas algo: Si le haces la cama, le cambias las sábanas, le das dinero y un plato de comida… le estás ayudando a que se destruya consumiendo. No eres bueno por eso. Tu obligación como padre o madre no es esa. La adicción sólo tiene 3 finales: hospital, cárcel o cementerio. Si le sigues permitiendo que haga lo que quiera, prepárate para una de las 3… es cuestión de tiempo.
Poner a un adicto en situación de calle solo tiene un objetivo: que se deje ayudar. Déjate asesorar desde el principio por un terapeuta de adicciones. Llama a nuestro teléfono 954 353 954 y pide información. Nuestra primera cita es gratuita. En Guadalsalus tratamos la adicción en centros de ingreso y de forma ambulatoria, obteniendo la tasa de rehabilitaciones más alta de Andalucía y una de las 5 primeras de España. En Guadalsalus sabemos cómo ayudarte.
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