Adicción en mujeres: factores de riesgo y patrones de consumo

adicción en mujeres

La adicción es un problema complejo que afecta a personas de todas las edades, géneros y circunstancias. Sin embargo, la forma en que las mujeres experimentan y se enfrentan a la adicción puede diferir significativamente de la de los hombres. Estas diferencias se materializan en la adicción en mujeres, que abarcan desde factores biológicos hasta sociales, y requieren un enfoque especializado y una intervención específica con perspectiva de género. Entender estas particularidades es clave para saber cómo actuar cuando una mujer enfrenta una adicción.

Factores de riesgo en las adicciones en mujeres

La adicción en mujeres presenta características únicas que la diferencian del desarrollo y la progresión de la adicción en los hombres. Estas diferencias están relacionadas con una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales que influyen en la vulnerabilidad a la adicción y en la manera en que las mujeres experimentan y afrontan este problema.

1. Factores biológicos: el papel de las hormonas


Las mujeres experimentan cambios hormonales significativos a lo largo de su vida que pueden influir en su respuesta a las sustancias adictivas y en su susceptibilidad a desarrollar una adicción.

  • Ciclo menstrual: Las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual pueden afectar los niveles de estrés y ansiedad, lo que puede llevar a un mayor consumo de sustancias en algunas mujeres. Por ejemplo, se ha observado que las mujeres pueden sentir más antojos por el alcohol o las drogas durante ciertas fases del ciclo, cuando los niveles hormonales de estrógeno y progesterona cambian.
  • Embarazo y postparto: El embarazo es un período en el que las mujeres pueden sentir la presión de dejar el consumo de sustancias por el bienestar del feto, pero también es un momento de vulnerabilidad emocional y física. Tras el parto, muchas mujeres experimentan depresión postparto, ansiedad y estrés, lo que puede aumentar el riesgo de recaer en el consumo o desarrollar una adicción si no reciben el apoyo adecuado.
  • Menopausia: La menopausia es otra etapa donde las mujeres enfrentan importantes cambios hormonales. Este proceso puede estar acompañado de depresión, insomnio y otros síntomas físicos y emocionales que podrían llevar a un aumento en el consumo de medicamentos, alcohol u otras sustancias para lidiar con el malestar.

2. Factores psicológicos: la relación con el trauma y la salud mental


El trauma es un factor clave en la adicción en las mujeres. Muchas mujeres que sufren de adicción han experimentado algún tipo de trauma previo, como abuso sexual, físico o emocional. El vínculo entre el trauma y la adicción es fuerte, ya que las mujeres pueden usar el consumo de sustancias como una forma de escapar o adormecer el dolor emocional.

Además, las mujeres son más propensas que los hombres a experimentar trastornos de salud mental, como la ansiedad y la depresión, que están estrechamente ligados a la adicción. La autogestión de estos trastornos a través del consumo de sustancias puede crear un ciclo peligroso de dependencia, ya que la sustancia puede proporcionar un alivio temporal, pero con el tiempo, agrava los problemas psicológicos.

  • Ansiedad y depresión: Las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de ser diagnosticadas con depresión y ansiedad. Estos trastornos de salud mental pueden llevar al abuso de sustancias como una forma de automedicación, lo que a su vez aumenta la probabilidad de desarrollar una adicción.
  • Estrés y presión social: Las mujeres suelen llevar una gran carga emocional debido a las expectativas sociales y familiares, lo que puede hacerlas más vulnerables al estrés crónico. Esta presión, combinada con la falta de apoyo emocional, puede llevar al abuso de sustancias para aliviar la tensión.

3. Factores sociales: estigma y roles de género

El estigma social que rodea a las mujeres con adicciones es uno de los factores más determinantes que afectan tanto el desarrollo como la progresión de la adicción. Las expectativas tradicionales de género, que sugieren que las mujeres deben ser cuidadoras, responsables y equilibradas, generan una gran presión para mantener una apariencia de control. Esto lleva a muchas mujeres a ocultar sus problemas de adicción por miedo al juicio social.

  • Ocultamiento del problema: Las mujeres con adicciones, especialmente si son madres, temen perder la custodia de sus hijos o ser vistas como inadecuadas para cuidar de su familia. Este miedo al estigma social y a las consecuencias legales puede hacer que tarden más en buscar ayuda, lo que permite que el problema de la adicción se agrave.
  • Violencia doméstica: Muchas mujeres que sufren de adicción están atrapadas en relaciones abusivas. La adicción puede ser tanto una causa como una consecuencia de la violencia doméstica. En estos casos, las mujeres a menudo consumen sustancias para escapar temporalmente de su realidad, lo que a su vez perpetúa el ciclo de abuso.
  • Roles de cuidado: Las mujeres suelen ser las principales cuidadoras dentro de sus familias, lo que puede generar altos niveles de estrés y agotamiento. Este rol de cuidadora puede aumentar la probabilidad de que recurran a sustancias para aliviar la presión. Además, la falta de tiempo y recursos para cuidar de sí mismas también puede dificultar el acceso al tratamiento.

Un ejemplo de esto es el duro estigma que recae sobre la mujer drogadicta.

4. Impacto de la genética en la adicción en mujeres

La genética también juega un papel importante en la predisposición de las mujeres a desarrollar adicciones. Algunas investigaciones sugieren que las mujeres pueden tener una mayor predisposición genética a la dependencia de ciertas sustancias, como el alcohol y las drogas, en comparación con los hombres. Esto significa que, en algunos casos, una mujer puede desarrollar una adicción más rápidamente y con menos consumo que un hombre.

5. Reacción a las sustancias

Las mujeres tienden a metabolizar el alcohol y las drogas de manera diferente a los hombres. Debido a las diferencias en la masa corporal, la proporción de grasa y agua en el cuerpo y las hormonas, las mujeres pueden experimentar efectos más intensos de las sustancias, incluso con cantidades menores de consumo. Esta mayor sensibilidad puede aumentar el riesgo de dependencia física y emocional a las sustancias.

En resumen, podemos decir que la adicción en mujeres está influenciada por una combinación única de factores biológicos, psicológicos y sociales. Estos factores de riesgo hacen que las mujeres no solo sean más vulnerables a desarrollar una adicción, sino que también experimenten la adicción de manera diferente a los hombres. Reconocer estas diferencias es esencial para diseñar intervenciones y tratamientos que sean más efectivos y sensibles a las necesidades específicas de las mujeres.

Patrones de consumo en mujeres que pueden derivar en adicción

Los patrones de consumo de drogas en mujeres varían significativamente según la edad, ya que cada etapa de la vida presenta diferentes desafíos, circunstancias y factores de riesgo que pueden influir en el uso de sustancias. A continuación, se describen los principales patrones de consumo de drogas en mujeres en diferentes grupos etarios, desde la adolescencia hasta la edad adulta.

1. Adolescencia (12-18 años)

La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo del comportamiento y la identidad, lo que incluye la experimentación con sustancias. Entre las adolescentes, los principales patrones de consumo de drogas suelen estar relacionados con la presión de grupo, la búsqueda de identidad y la exposición a situaciones de riesgo. Algunas características comunes de este grupo son:

  • Drogas más comunes: El alcohol, el tabaco y el cannabis son las sustancias más comúnmente consumidas por las adolescentes. También es relativamente común el consumo de inhalantes y medicamentos recetados, especialmente analgésicos y tranquilizantes.
  • Motivaciones: La presión de los amigos, el deseo de encajar o ser aceptadas socialmente, la búsqueda de sensaciones nuevas y la curiosidad suelen ser factores que motivan a las adolescentes a probar drogas. Además, algunas jóvenes recurren al consumo para lidiar con problemas emocionales o familiares.
  • Factores de riesgo: Las adolescentes que experimentan depresión, ansiedad o estrés escolar, o que están expuestas a violencia doméstica o abuso sexual, pueden ser más propensas a usar drogas como una forma de escape o alivio temporal.

2. Mujeres jóvenes (18-30 años)

En la etapa de la juventud, el consumo de sustancias puede aumentar debido a la independencia, la vida universitaria, la transición hacia el mundo laboral y las responsabilidades adultas. Este es un periodo en el que el consumo recreativo puede convertirse en un hábito más arraigado.

  • Drogas más comunes: El alcohol sigue siendo la sustancia más consumida entre las mujeres jóvenes, seguido del cannabis. Sin embargo, en este grupo de edad también es frecuente el uso de drogas sintéticas como el MDMA (éxtasis) y la cocaína, especialmente en entornos sociales y fiestas. Además, se ha observado un aumento en el uso de medicamentos recetados como opioides y ansiolíticos (benzodiacepinas).
  • Motivaciones: Las mujeres jóvenes suelen consumir drogas en entornos sociales, como fiestas y clubes, y su uso puede estar asociado con la diversión, la relajación o la socialización. También es común que algunas mujeres utilicen sustancias como una forma de aliviar el estrés relacionado con el trabajo, las finanzas o las relaciones interpersonales.
  • Factores de riesgo: En esta etapa, el abuso de sustancias puede estar vinculado a la presión laboral, los problemas de relaciones, la depresión postuniversitaria y la dificultad para encontrar estabilidad financiera o personal. También pueden surgir problemas de abuso de sustancias como resultado de la convivencia con parejas abusivas o en relaciones problemáticas.

3. Mujeres adultas (30-45 años)

A medida que las mujeres entran en la edad adulta, su consumo de drogas puede verse influido por el estrés relacionado con la vida familiar y profesional. Las responsabilidades como la maternidad, el cuidado de la familia y el trabajo pueden aumentar la ansiedad y el agotamiento, lo que a su vez puede propiciar el consumo de sustancias.

  • Drogas más comunes: Aunque el consumo recreativo de drogas puede disminuir en esta etapa, el consumo de alcohol y el abuso de medicamentos recetados, como analgésicos opioides, ansiolíticos y somníferos, se vuelve más prevalente. Las drogas recreativas como la cocaína y el cannabis también pueden seguir siendo consumidas en algunos casos, aunque a menudo en menor medida que en la juventud.
  • Motivaciones: El uso de drogas en mujeres adultas suele estar motivado por la necesidad de lidiar con el estrés diario, la depresión o la ansiedad. Muchas mujeres en esta etapa recurren a los medicamentos recetados como una forma de manejar problemas emocionales o físicos, especialmente si tienen problemas crónicos de salud o sufren de trastornos del sueño.
  • Factores de riesgo: Las mujeres adultas que enfrentan dificultades en sus relaciones personales, problemas financieros, estrés laboral o cargas familiares significativas (como el cuidado de hijos pequeños o familiares mayores) pueden ser más vulnerables al abuso de sustancias. Además, el uso de drogas en esta etapa a veces se ve exacerbado por la falta de apoyo emocional o la soledad.

4. Mujeres de mediana edad (45-60 años)

En la mediana edad, el consumo de drogas puede estar más relacionado con la salud física y mental, así como con los cambios hormonales asociados con la menopausia. Los patrones de consumo tienden a centrarse más en medicamentos recetados y menos en drogas recreativas.

  • Drogas más comunes: Los analgésicos opioides, los ansiolíticos y los antidepresivos son las drogas más comúnmente abusadas por las mujeres de mediana edad. Aunque el consumo recreativo de drogas como el alcohol y el cannabis aún está presente, a menudo está más ligado a la gestión del dolor físico y la salud mental que a fines recreativos.
  • Motivaciones: Los cambios hormonales, como la menopausia, y el envejecimiento pueden provocar problemas como insomnio, dolores crónicos, depresión y ansiedad, lo que lleva a algunas mujeres a consumir medicamentos de manera prolongada o indebida. Además, la sensación de "crisis de la mediana edad" o la insatisfacción con el estado actual de su vida puede llevar a algunas mujeres a abusar de estas sustancias.
  • Factores de riesgo: Las mujeres que enfrentan problemas de salud, cambios en sus relaciones (como el divorcio o el nido vacío), o aquellas que cuidan de padres ancianos, pueden experimentar altos niveles de estrés y ansiedad. Esto puede aumentar la probabilidad de abuso de medicamentos recetados, especialmente si ya están en tratamiento para condiciones de salud física o mental.

5. Mujeres mayores (60 años en adelante)

En la tercera edad, los patrones de consumo de drogas en mujeres están más centrados en el abuso de medicamentos recetados y, en menor medida, en el alcohol. Los problemas de salud crónicos y la soledad son factores que influyen en este grupo.

  • Drogas más comunes: Los medicamentos recetados, en particular los analgésicos opioides, los tranquilizantes y los somníferos, son las sustancias más frecuentemente abusadas por las mujeres mayores. El alcohol también puede ser problemático, especialmente en mujeres que lo usan para manejar la soledad o el dolor.
  • Motivaciones: El consumo de drogas en mujeres mayores suele estar relacionado con la gestión del dolor crónico, la depresión, la ansiedad y el duelo. La soledad y el aislamiento social, particularmente entre aquellas que han perdido a sus cónyuges o se han retirado del trabajo, también pueden ser factores clave.
  • Factores de riesgo: Las mujeres mayores que sufren de problemas de salud crónicos, dolor persistente o condiciones mentales como la depresión o la ansiedad tienen un mayor riesgo de abusar de los medicamentos. Además, la falta de supervisión médica adecuada y el aislamiento social pueden aumentar la probabilidad de abuso de sustancias en este grupo.

Como podemos comprobar, los patrones y motivaciones del consumo de drogas en mujeres varía considerablemente según la edad, con diferentes factores de riesgo. Desde la experimentación en la adolescencia hasta el abuso de medicamentos recetados en la tercera edad, es fundamental entender cómo las distintas etapas vitales influyen en el uso de sustancias para ofrecer un apoyo adecuado y preventivo para evitar la adicción en mujeres.

¿Cómo tratar la adicción en mujeres?

El tratamiento de la adicción en mujeres no debe limitarse a tratar la dependencia de la sustancia o comportamiento en cuestión. También es importante abordar los problemas emocionales y psicológicos subyacentes. Un enfoque integral que incluya terapia individual, grupos de apoyo y atención médica es esencial para una recuperación completa.

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