El duro estigma que pesa sobre la mujer drogadicta

el estigma de la mujer drogadicta

Es crucial reconocer que la adicción no discrimina género. Es decir, no hay más hombres adictos que mujeres con trastorno por abuso de sustancias. Sin embargo, se estima que sólo un 20 % de las demandas de tratamiento de adicciones son realizadas por las mujeres. El motivo se encuentra en el fondo de la cuestión: el estigma hacia las mujeres drogadictas persiste.

El peso social que soporta la mujer drogadicta

De hecho, se comprueba constantemente cómo estas mujeres no suelen acudir a los recursos de atención para solicitar ayuda debido a que soportan el "peso social" que provoca una consideración más tolerante ante el consumo de sustancias cuando el adicto es un hombre y una desaprobación más generalizada cuando vemos consumo de drogas en mujeres.

Las cargas familiares

A esto se suman las cargas familiares que tradicionalmente ha asumido la mujer sola, como cuidadora del hogar, de los hijos y de sus padres. De este modo, la mujer se niega generalmente a ingresar en un centro precisamente para no desatender estos compromisos ante los que se siente por su condición de adicta como una "mala esposa", "mala madre" o "mala hija".

Adicción y maltrato

Del mismo modo, la adicción y los malos tratos van también estrechamente unidos. Una investigación, realizada por E. Arostegi y A. Urbano en el País Vasco con mujeres drogodependientes, plantea los siguientes resultados:

A la pregunta de si ha habido abuso o maltrato por parte de alguna o algunas de las parejas (la actual u otras anteriores), el 84 % de las mujeres dice que sí lo ha habido; y en este caso, el 56,8 % lo define como abuso/maltrato psicológico, el 35,1 % como físico y el 5,4% de abuso sexual" [La mujer drogodependiente. Especificidad de género y factores asociados. 2004].

Cuando una mujer bebe, algunos hombres se sienten legitimados para proceder a insultos, abusos o agresiones. Esto no ocurre a la inversa, debido precisamente al estigma social que pesa sobre la mujer adicta. La situación se torna se torna especialmente dolorosa cuando las vejaciones, agresiones o la privación de libertad de movimiento viene de los hijos, hermanos o padres. Todo ello perpetúa desigualdades y dificulta la búsqueda de ayuda.

Desigualdad en la intervención psicosocial

Un claro ejemplo de esa desigualdad es el hecho de que los tratamientos de adicciones tradicionalmente se han dirigido hacia las necesidades de los varones, con un enfoque marcadamente andrógeno, sin tener en cuenta las características diferenciales de sexo.

Los déficits que encontramos en la intervención y en los recursos existentes en los programas de deshabituación, ponen bien a las claras de manifiesto la necesidad de crear nuevos modelos de intervención específicos sobre una problemática social tan compleja.

Debemos tener en cuenta que sólo en los pocos recursos residenciales que en el ámbito nacional contemplan la intervención psicosocial con perspectiva de género se ha trabajado dicha especificidad a partir de programas transversales, pero mediante intervenciones terapéuticas y sociales diseñadas de forma autodidacta, intentando responder a las apremiantes necesidades individuales o procurando establecer puentes de colaboración con otros recursos, cuyos programas y modelos de intervención no contemplan la drogodependencia.

A pesar de que dichos centros en los que se trata a mujeres adictas de manera específica consideran sus recursos como centros integrales de intervención de la mujer, tanto en su problema de adicción como en el resto de la problemática que sus usuarias puedan presentar por género, lo cierto es que su "especialización" muchas veces consiste en repetir los mismos modelos de intervención que en los varones, pero en grupos únicamente integrados por mujeres.

Todo esto pone complicada una desintoxicación exitosa en los casos de consumo de drogas en mujeres.

Sin especificidad no hay resultados

Combatir este estigma requiere especialización profesional, formación, empatía, educación y acceso equitativo a tratamientos. Las mujeres merecen apoyo y oportunidades para recuperarse sin prejuicios.

Los programas que, como en Guadalsalus, tienen en cuenta esta perspectiva de género pueden adaptar tanto sus recursos como itinerarios terapéuticos, siendo más efectivos en la superación de la adicción y en el desarrollo integral de la paciente.

En Guadalsalus tratamos la adicción con perspectiva de género en todos nuestros centros de desintoxicación en ingreso y de forma ambulatoria. Además, contamos con Instituto Mia, el primer centro de desintoxicación femenino abierto en España. Llama a nuestro teléfono 954 353 954 y pide información. Nuestra primera cita es gratuita. En Guadalsalus sabemos cómo ayudarte.

Comunidades terapéuticas para personas con adiccio...
Bebedor social: riesgos asociados al alcohol y ras...

Artículos relacionados

Image

¿Hablamos?

954 353 954 (Teléfono 24 horas)

624 40 87 87 (Whatsapp)

info@guadalsalus.com

 

Centros de trabajo:

Síguenos:

© 2024 GUADALSALUS, Todos los derechos reservados
Image
Image
Grupo Guadalsalus cumple con la normativa impuesta por el Gobierno de España y las consejerías de Salud y Familias y la de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía