MI FAMILIA CREE QUE YO TENGO PROBLEMAS
Hay una segunda categoría de autoengaños relacionados con la percepción de los problemas personales y familiares. Es evidente que en casa las cosas no van bien. El adicto siente que la desconfianza hacia él aumenta. Experimenta un distanciamiento del resto de miembros de la familia, a los que percibe como un núcleo frente a él. Vive ocultando y simulando para que no se noten los efectos del consumo…
En cambio, el adicto no considera tener un problema. Todo lo contrario, “mi familia se cree que yo tengo un problema, pero los que no están bien son ellos”. Cuando un familiar acompaña a un adicto a una entrevista, es frecuente escuchar cómo el adicto se refiere a la familia diciendo “he venido para que se quede tranquila mi madre, a ver si me deja ya tranquilo”, “este hombre no se comporta como una persona normal” o “esta mujer está loca, mira las cosas que me dice”.
¿Cómo puedes combatir ese pensamiento?
- No te pares a repartir culpas, pensando quién es el responsable y quién no de esa situación familiar.
- Simplemente hazte esta pregunta: ¿Me va a hacer daño ir a tratamiento? ¿Esto va a hacer que las cosas empeoren o es lo mínimo que puedo poner de mi parte para que mejoren?
La respuesta es obvia: aunque no lo necesites, peor no te va a ir. No pierdes nada si vas. Es más, puede que a todos en casa nos venga bien participar en este tratamiento.
Si a unas malas sigues creyendo que no el problema no es tuyo, sino de tu familia, al menos acompáñales a terapia de familia para darles apoyo.
Guadalsalus cuenta con un programa de carácter ambulatorio y otro residencial con el único objetivo de lograr una superación definitiva de la conducta adictiva.
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