1. El jugador profesional
Se trata de la persona que se dedica al juego como una profesión. Quizás por ello, no todos los jugadores profesionales llegan a ser jugadores patológicos. De hecho, en ocasiones poseen estrategias para conseguir ganancias que hacen gala de un notable autocontrol, paciencia y de una tolerancia a la frustración que no poseen los perfiles adictivos, que sí son impulsivos e incapaces de valorar las consecuencias de sus actos a medio-largo plazo.
2. El jugador social o jugador casualEs un jugador puntual, asociado a los momentos lúdicos o de ocio. Su motivación es socializar, aliviar el estrés, divertirse o pasar el rato. Generalmente, no existe una relación directa entre ganancia y autoestima. Además, aún posee ciertas dosis de control que le permiten solo pérdidas no muy altas.
3. El jugador vulnerable o serioSe caracteriza por su necesidad de dedicar varias horas diarias al juego como un modo de evadirse del estrés diario. Este modo de relacionarse con el juego conlleva una importante inversión de tiempo y de dinero. Esto suele acarrear problemas en el ámbito familiar, profesional e incluso social, porque se empiezan a generar deudas ante préstamos impagados o sustracciones a personas del entorno.
En este tipo de jugador ludópata ya encontramos rasgos explícitamente patológicos que, si existe en la persona un perfil vulnerable o de riesgo, terminarán derivando en una adicción al juego más pronto que tarde.
4. El jugador en huida emocionalA diferencia del anterior, este tipo de jugador utiliza el juego como la única estrategia de evasión o alivio que conoce para hacer frente a sus dificultades emocionales, tales como la ansiedad, la frustración, la depresión, la baja autoestima, las dificultades de comunicación o socialización, la incapacidad para afrontar dificultades…
Evidentemente, es una estrategia errónea que, además, les lleva a jugar de una forma impulsiva y compulsiva, muy emocional y nada racional, que les hace propensos a apostar sumas elevadas sin obtener ganancias casi nunca y, lo peor, sin capacidad para anticipar sus consecuencias.
El resultado es justo el contrario al perseguido por este tipo de ludópatas: los problemas se multiplican y, con ellos, también las emociones negativas y autodestructivas.
5. El jugador conservativoSe denomina así a la persona que juega por curiosidad, seducido por la emoción de que podría ganar una suma de dinero inesperada. No obstante, a diferencia de otros tipos de ludópatas, como el jugador profesional, no juega por el dinero, sino para experimentar emociones intensas.
A pesar de la intención inicial de esta persona al iniciarse en el mundo del juego, nadie le exime del riesgo de terminar convirtiéndose en un jugador patológico.
6. Jugador antisocialSe le llama antisocial porque, para satisfacer su objetivo de ganar una elevada suma de dinero a toda costa, está dispuesto a cometer ilegalidades, irregularidades o incluso hacer daño a otras personas con manipulaciones, robos, mentiras o violencia. Posee rasgos límites de personalidad con un fuerte carácter disocial y narcisista.
7. Jugador compulsivoEncarna el perfil de ludópata más evidente. El jugador compulsivo ha perdido o comprometido gravemente su propia autonomía, libertad y voluntad, de modo que ahora está controlado por el juego y la necesidad de ganar dinero, generalmente para hacer frente a pérdidas continuas y cada vez mayores.
Aunque se caracterizan precisamente por no admitir que es el juego quien los controla, la realidad es otra: han ido empobreciendo su ámbito de intereses, merma su desempeño laboral, su vida familiar se reduce a mentir para tapar mentiras… y no pueden dejar de repetir estas conductas porque, da igual si ganan o pierden, las ganas de continuar apostando crecen por días.
Puedes explorar más acerca del comportamiento del ludópata y su personalidad.
1. Juegos de azar. Los juegos de azar son aquellos en los que el resultado depende completamente o en gran medida de la suerte. Incluyen actividades como la lotería, el bingo y los casinos (ruleta, blackjack, póker, entre otros). El acceso a estos juegos es tanto físico como online. Este tipo de ludopatía se caracteriza por la creencia de poder influir o predecir resultados que son totalmente aleatorios, lo que puede llevar a comportamientos compulsivos y pérdidas económicas significativas.
2. Tragaperras. Nada en las tragaperras es casual. Su diseño, con luces llamativas y sonidos estimulantes, está pensado para atraer y retener la atención del jugador, para promover el juego continuo y, en muchos casos, el gasto excesivo de dinero. La adicción a las tragaperras es preocupante debido a su alta disponibilidad y la rápida sucesión de juegos, lo que puede conducir a una pérdida de la noción del tiempo y del dinero invertido.
3. Videojuegos. Aunque los videojuegos no siempre se asocian directamente con el juego de apuestas, la ludopatía puede manifestarse en el uso excesivo de videojuegos, especialmente aquellos que incluyen mecánicas de juego similares a las apuestas, como las cajas de botín. Dedicar demasiado tiempo a los videojuegos puede afectar negativamente la vida social, académica y laboral de una persona. Se puede desarrollar un comportamiento compulsivo por alcanzar metas dentro del juego o completar colecciones de ítems virtuales.
4. Juegos de rol. Los juegos de rol implican asumir el papel de un personaje en un mundo ficticio y tomar decisiones que afectan el desarrollo de la historia y la interacción con otros personajes. Aunque son una fuente de entretenimiento y socialización, el exceso en su práctica puede llevar a la evasión de la realidad y desencadenar un comportamiento adictivo. La inversión de tiempo y, en algunos casos, dinero en estos juegos puede desencadenar mecanismos de adicción similares a otros tipos de ludopatía.
5. Apuestas deportivas. Las apuestas deportivas permiten a los usuarios jugar dinero con el pronóstico de resultados de eventos deportivos. La emoción del deporte combinada con la posibilidad de ganar dinero puede ser muy adictiva. El auge de plataformas online ha aumentado el crecimiento de este tipo de ludopatía, donde la pérdida de control y la búsqueda de la "gran victoria" pueden llevar a problemas financieros y emocionales graves.
6. Micro-transacciones. Las pequeñas compras dentro de juegos o aplicaciones también pueden convertirse en adictivas. Aunque pueden parecer inofensivas, estas transacciones pueden sumarse rápidamente, en especial en juegos diseñados para incentivar compras frecuentes. El problema con las micro-transacciones es que pueden fomentar un comportamiento compulsivo similar al juego de apuestas. Por eso jóvenes y niños son un blanco fácil, ya que pueden no tener plena conciencia del valor del dinero.
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