2 de cada 3 alcohólicos no sienten placer cuando beben
- Los alcohol-dependientes presentan con frecuencia diversos trastornos que no están relacionados con las ganas de beber. Incluso cuando la persona haya logrado rehabilitarse del alcohol, todavía persistirán algunas secuelas del mismo.
- Es más, en muchas ocasiones, incluso cuando la calidad de vida es ya detestable, el alcohólico no bebe para sentirse bien, sino para sentirse menos mal, que es muy distinto. De esa manera, acalla una insufrible abstinencia, la vergüenza, la desesperación y las crecientes preocupaciones sobrevenidas del consumo.
Por eso se habla de la pérdida del placer después de beber, porque dos de cada tres pacientes (2/3) la padecen. Después de beber ya no sienten bienestar ni buen humor. El 10% reconoce que nunca han experimentado placer y que no se han buscado más que la ruina. Y sin embargo, a muchos familiares y amigos les cuesta recomendar al dependiente vivir sin alcohol. Creen que así lo privan de un placer legítimo, ignorando que éste ha desaparecido hace mucho tiempo y para siempre.
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