La eficacia del «amor duro» en adicciones

amor duro en adicciones

En la relación de la pareja, padres o familiares directos con la persona que tiene adicción han ocurrido muchas cosas, como encontronazos, arranques de agresividad, discusiones, pérdida de confianza, reproches, pactos y alianzas, promesas, incumplimientos… El desgaste emocional de la familia llega a extremos insospechados y con consecuencias generalmente duras y difíciles de gestionar. ¿Cómo se puede encauzar esta situación? Te hablamos de la importancia de aplicar el amor duro en adicciones. 

Se han rebasado todos los límites. Se ha dicho hasta aquí y, una vez que la persona con adicción sobrepasa el límite, no ha tenido las consecuencias que se le dijeron. La familia teme perderlo, teme que se autolesione. Se niega a dejar de protegerlo porque cree que él no sabe cuidar de sí mismo. Y el adicto, mientras tanto, aprovecha esta disposición de su familia para mantener sus comportamientos y continuar consumiendo. Dice que lo va a intentar, que quiere… pero realmente no puede dejar solo la droga.

En ese momento solo quedan dos alternativas: permitir que siga consumiendo o la rehabilitación de su conducta adictiva.

  • El consumo. Si tienes adicción, debes saber que el consumo nunca va en retroceso, sino en aumento. Es la tolerancia física y tu sistema neuronal de recompensa quienes dicen que cada vez quieren más y más. Las consecuencias de seguir consumiendo son básicamente tres: hospital, cárcel o cementerio. La psiquiatría y la psicología forense cada año elevan el porcentaje de suicidios entre la población adicta a las drogas —especialmente el alcohol, que es la puerta de muchos otros consumos— y las benzodiacepinas.
  • La rehabilitación. Quien tiene una adicción, por lo general, no está en condiciones de reconocer que tiene un consumo problemático. A no ser que haya tocado fondo o tema perder algo valioso (su familia, su trabajo, su hígado, la custodia de su hijo…) no va a dejarse ayudar. Le quita importancia a la situación, minimiza su consumo, se autoengaña y manipula a todos para hacer que nada cambie. Estas son las mentiras más habituales de una persona con adicción a las drogas, comunes a las mentiras de otras personas con otras adicciones.


Cuando se llega a esta situación en la que la familia ve con claridad que es necesaria la rehabilitación y el paciente no se deja ayudar, ¿qué se puede hacer? La impotencia es desoladora. Por eso en ese momento es muy importante contactar con un buen equipo terapéutico que te ayude a afrontar su ingreso en un centro.

El amor duro como base de una buena rehabilitación de adicciones

Una vez se haya analizado cuál es la ayuda más eficaz para el adicto, la familia deberá cambiar su estrategia respecto a él. Ya no se le puede seguir facilitando las cosas, tapando todo, perdonando todo. En muchas ocasiones le has pedido de mil maneras que diga NO a las drogas, pero tú, en cambio, no sabes decir NO. No sabes decir NO y no le has puesto límites, no te has posicionado para que cumpla con sus responsabilidades, has disimulado alguna mentira para que no se líe más gorda en casa o en el trabajo, no le has querido poner por delante esos comportamientos suyos que te están haciendo daño o lo has hecho a gritos porque te cuesta decir NO…

Si hay algo que le cuesta trabajo a la familia de un adicto o adicta es precisamente vivir el «amor duro». Generalmente, en adicciones se le llama amor duro a poner a la persona con adicción en situación de calle, si es necesario, para que acepte así la ayuda de ingresar en un centro. Pero, en realidad, el amor duro es amor responsable en todas las circunstancias de la vida, porque una persona sabe que la otra la quiere cuando tiene el valor de decirle NO. Si siempre me dices sí, puede ser sinónimo de que te importo poco o, en realidad, esperas muy poco de mí: has tirado la toalla conmigo.

Además, un NO es un gran SÍ. Cuando eliges un objetivo al que has dicho SÍ, esa preferencia hace que digas NO a otras cosas de manera espontánea. Decir SÍ a la rehabilitación de tu hijo es decir NO a facilitarle dinero, comida caliente y sábanas limpias para que siga consumiendo. Decir SÍ a tu hijo es decir NO a su adicción. Y NO solo se puede decir de una manera. Recuerda estas palabras: decir NO es la manera más cotidiana de ejercer el amor con responsabilidad. Muchas veces te tendrás que repetir «te tengo que decir NO porque te quiero».

Si queremos favorecer una buena rehabilitación, debemos partir de una base: se encuentran en un proceso de reconstrucción personal y de conocimiento, y necesitan urgentemente una estructura que les vaya marcando el camino y que a la vez les aporte seguridad. Esa estructura está formada por las normas y los límites, es lo que menos les gusta pero, a la vez, lo que más necesitan.

La diferencia entre amor permisivo y amor duro en adicciones

La familia permisiva lanza un mensaje al paciente muy diferente del mensaje que les hace llegar la familia exigente (amor duro):

  • Familia permisiva: en realidad no creo en ti, ni en tu recuperación, por lo que no estoy dispuesta a realizar más esfuerzos poniéndote límites, prefiero hacer yo las cosas y vivir tranquila.

Como coadicta, me acostumbré a pensar por mi hijo, a resolverle sus asuntos o problemas, lo hice de manera repetitiva e inconsciente. Continuar ejerciendo ese rol mientras él avanzaba en su tratamiento, perturbaba su proceso de recuperación porque le reiteraba que era incapaz de vivir sin la sustancia y de valerse por sí mismo (Desirée Bujanda, Yo, madre de un adicto, p. 62).

  • Familia exigente: cuando se vive el amor duro en adicciones la familia le está diciendo al adicto «creo en ti y en tu recuperación, y estoy dispuesta a priorizarme, ponerte límites, confrontarte y exigirte. Creo que puedes hacerlo y te voy a exigir que lo hagas». Citamos unas palabras del terapeuta Alejandro Rodríguez:

Un buen tratamiento no consiste en dar palmaditas en la espalda cuando un adicto entre en negación o minimice los hechos. Un buen tratamiento debe ser muy firme cuando surjan demandas inaceptables por parte de la persona en recuperación.

Si necesitas ayuda no dudes en contactar con especialistas en adicciones. En Guadalsalus sabemos cómo ayudarte en medio de la tormenta de emociones, dudas y dolor que estáis atravesando. Llama al 954 353 954 y te atendemos sin compromiso. La primera cita es gratis. Porque el amor es responsable, llama a Guadalsalus.

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